Probablemente los que me conozcan de tiempo atrás podrán aseverar esto que a continuación voy a escribir y los que no, pues al menos sé que los dejaré con la duda y querrán conocerme un poco más hasta llegar a conocer ese lado tan íntimo, personal y "mágico"que habita y en ocasiones se deja ver en mis letras, en mis fotografías.
Últimamente intento escudarme en mi falta de tiempo por el exceso de tarea que a veces sí es extensa la jornada para terminarla y otras tantas no es más que el pretexto ideal para alejarme un poco de todo e intentar buscarme para reencontrarme con esa niña que hace tiempo disfrutaba hasta de la cosa más simple y se reía sin importar el lugar, la hora o quién estuviera con ella.
Demasiado joven para sufrir, muy inexperta para saber qué es el amor, la soledad, la mentira y quizás sí... cuando tenemos una edad menor a los veinte años todo exageramos ¡y no es para menos! poco a poco nos vamos dando cuenta que aquel mundo que nos creamos de pequeños en el que todo podíamos hacer y a cualquier persona enemiga podíamos combatir no es más que una mentira de la realidad, algo así como otro cuento que narran los padres para que descansemos toda la noche y despertemos con esas ganas de conquistar al mundo. La niña ha crecido, lo suficiente para no ser consolada cada vez que se cae y no demasiado aún como para poder enfrentar sola todo lo que le acontece.
Ella comenzó a ver como en verdad era lo que la rodeaba, la gente, los lugares, las palabras, las ideas y no se identificó inmediatamente como parte de ese círculo, le pesó esa lucha por pertenecer a un sitio. Así sucedió, la sonrisa cada vez fue apareciendo con menos frecuencia y ese sistema de autodefensa fue activado para no salir lastimada de cualquier eventualidad.
Lo que muchos no saben es que escondida en esa actitud de rectitud, de seriedad e informalidad hay una persona que quiere conocer, saber, volver a ver a esa personita que en el camino ha descuidado, que ha dejado atrás. Las letras, las fotografías y todo aquello que dice son solo una mínima parte de lo que ella es y no se muestra completamente por todo menos por hipocresía, es esa actitud inconsciente que efectúa para protegerse pero no ha entendido que al final de la única persona que está apartándose con esas acciones es de sí misma y de ella no puede huir por completo, no así.
La trivialidad de sus actividades, de sus hobbies, le atañe a ese miedo que tiene de enfrentar las responsabilidades que llegan con la edad, que aunque no es mucha ya no es más esa niña rebelde que siempre culpaba a su inmadurez por lo que le pasaba.
¿Por qué escribir de mí como si hablara de alguien más? Porque justo ahora sé que fue tanto el tiempo que me perdí que aprendí a reconocerme como otro ente, como una persona ajena a mí y así poder abrir mi emnte y alma al hablar de estos conflictos que para muchos puedes seguir siendo tonterías de la adolescencia...
