Después
de tanto tiempo de pensar en cómo sería
el encuentro, en lo que iba a sentir o hacer cuando lo viera… pasó que nada fue
como esperaba.
Debo
confesar que me imaginé gritándole, llorando y maldiciendo pero en vez de eso
primero hubo silencios prolongados acompañados de miradas de reconocimiento.
“¡Cómo hemos cambiado!” seguramente era el pensamiento de ambos mientras nos
veíamos mientras el otro no se daba cuenta.
Hablamos
de todo un poco: de la escuela, las personas que nos acompañan y que tenemos en
común, de las parejas, la familia y otros temas que tal vez a ambos nos hacía
falta abordar para no seguir con “rencores” o malos entendidos. Los planes a
futuro son cosas que realmente siguen haciendo ruido en nuestras mentes negadas a crecer y que nuestros sueños no se
realicen, que nuestras metas no sean alcanzadas por malas decisiones o caminos
tomados.
Es
realmente como si el tiempo se hubiera detenido pero con nosotros viviendo y
aprendiendo.
Puedo
decir que me siento bien, es como si me hubieran quitado 20 kilogramos de
encima y para siempre los haya dejado ahí, atrás en un camino que me ayudó a
crecer. Definitivamente no puedo estar mal con alguien que significó mucho para
mí y con quien tengo cosas en común como el espacio y tiempo en el que
crecimos.
Creo
que no hay mejor prueba de que cambié…
No hay comentarios:
Publicar un comentario