“ Hoy, el viento sopla a mi favor…voy a seguir haciéndolo. ”

miércoles, 16 de mayo de 2012

Hoy presencié algo que me hizo reflexionar mucho sobre mi condición como ciudadana y lo que puedo hacer para mejorar mi vida y ayudar un poco a los demás.

Salí de la escuela, abordé el camión para regresar a mi casa y me senté en la parte de atrás con los audifonos en mis orejas tratando de aislarme del ruido con más ruido pero personal. Subió una familia de indígenas: un hombre, una mujer, una niña de no más de dos años en la espalda de la señora sujeta con un rebozo y un niño de aproximadamente  cinco años cargando bolsas con mercanía, desconozco la lengua en la que hablaban. Seguí creando historias en mi cabeza sin prestar mucha atención a lo que hacían las personas del camión.

Después de unos minutos un  señor de edad avanzada, y con alguna enfermedad que le impedía caminar y hablar bien, subió a vender paletas. Nadie compró. El señor de la familia que mencioné antes se paró de su asiento para sacar unas monedas y dárselas, la señora con gesto de desaprobación solo calló y miró hacia la ventana, entonces el hombre que subió a vender le dijo que no aceptaba el dinero, lo regresó y le regaló una paleta al niño de dicha familia.

¿Por qué lo escribo? ¿En qué pensé? Primero, en que hay demasiada pobreza en México, en que jamás he entendido porque la gente tiene hijos si no puede mantenerlos y en que siempre da más el que posee menos.



martes, 15 de mayo de 2012


Una vez -¿3 años atrás?- pedí a gritos que alguien parara este tren (ver) porque básicamente siempre he tenido un estúpido miedo a crecer.

Hoy estoy cumpliendo dos décadas de vida y probablemente vuelva a mí toda esa historia fantástica en la que el niño se va a Neverland y jamás crece, esa que me aprendí para poder empreder mi viaje a ese lugar,  sin darme cuenta que en el intento estaba dejando a esa niña atrás, preocupándome por trivialidades como el tiempo y su transcurso en vez de disfrutar lo que el paso de éste me dejaba.

Tenía mucho por decir pero ahora no sé cómo hacerlo... creo que me faltan palabras y me sobran sentimientos. 

Cada cumpleaños, como cada 31 de diciembre, intento hacer un recuento de todo lo que pasó en el año anterior y no tengo más que agradecer a la vida por todo lo que me ha brindado, por los obstáculos, por los sueños realizados y bueno, sé que me queda mucho por vivir si Dios, porque creo en Él, me lo permite.

Los cambios que son necesarios y que últimamente quiero hacerlos evidentes para sentir que en verdad he avanzado y no he crecido en vano... corte de cabello, tatuaje en la muñeca.





Y sí, tengo a los mejores amigos del mundo y a la familia más divertida.



Ella dice que no tiene tiempo para ti ahora…