“ Hoy, el viento sopla a mi favor…voy a seguir haciéndolo. ”

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Bifurcación.


Continuamente en la vida nos vemos obligados a elegir, a tomar decisiones que nos van llevando por diferentes caminos, caminos que difícilmente una vez tomados nos dejen en el mismo punto al que hubiésemos llegado de haber sido otro el sendero elegido. Muchas veces en la bifurcación tomamos uno cualquiera, sin darnos cuenta de la importancia que reviste la elección. Cuando el rumbo elegido nos lleva a ese lugar al que no hubiésemos querido llegar ya es demasiado tarde, porque en la vida no podemos retroceder desandando el camino. El tiempo corre únicamente hacia delante y aunque queramos volver atrás, nunca podremos. Empecinándonos solo lograremos desembocar mas adelante en nuestra ruta habiéndonos perdido al querer hacerlo buena parte de nuestra vida sin siquiera notarlo. En la bifurcación debemos ser concientes de que cualquiera sea el elegido seguro nos llevará a un lugar distinto del otro y si por casualidad ambos desembocaran en el mismo lugar de la ruta que simboliza nuestra vida, al llegar seremos concientes de que el otro camino lo hemos perdido, que nunca sabremos de que manera lo hubiéramos vivido y qué innumerables sorpresas hubiéramos encontrado en él. Seríamos distintos a los que ahora somos, porque cada sendero recorrido, nos va transformando de acuerdo a las vivencias únicas, incomparables, irrepetibles, las que nos modelan dejando su huella. Todo el tiempo nos vemos obligados a elegir, sin darnos cuenta generalmente que somos artífices de nuestro destino y que con cada elección nuestra también modificamos el entorno, ése que compartimos con otros seres a los que amamos, muchas veces con otros a quienes odiamos y la mayoría de las veces con muchos otros a quienes ignoramos y que aunque no lo sepamos con sus elecciones también modifican nuestro entorno e indirectamente nuestra vida. Tomar un camino distinto para volver a casa, doblar en una esquina en vez de otra puede causarnos un accidente o librarnos de él, podemos encontrarnos con el gran amor de nuestra vida o perdérnoslo. Lo llamamos nuestro destino a aquello que nos va sucediendo, tambien se le llama destino al lugar al que debemos arribar, como si fuese inamovible o inmodificable, pero realmente al nacer tenemos por delante innumerables destinos por vivir e innumerables destinos a los que llegar. Nuestras elecciones serán las que irán haciendo el camino, como un río que fuese armando su cauce a medida que avanza sin tener en cuenta subidas o bajadas, solo su irrefrenable urgencia por seguir, por aquí o por allá, serpenteando al igual que nosotros en tiempo y espacio hasta ese momento en que nada pueda ya modificarnos, que estemos sobre tiempo y espacio, no contenidos por ellos, sino sobrevolándolos.




  
 

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Ella dice que no tiene tiempo para ti ahora…