Lo que nunca sucedió...

Me iré de viaje; entonces decidiré pasar el día entero con un joven extraño que conocí en el avión, caminar, hablar de todo y nada...
Luego, le abriré mi corazón y diré todo aquello que no le dije a alguien antes. Eso hará que me tatúe en su memoria, quizás no en su corazón, quizás sí.
Y él, será como esa canción que aún no escribo pero que siempre he tarareado, imprecisa pero concebida.
Después, a la hora de partir, que será antes del amanecer,  le habré dado a conocer algo que a pocos: mis sueños, mis miedos, mis metas, mis anhelos, y él lo recordará... porque lo veré en su mirada.
Me grabará en su memoria como si fuera una cámara o scaner y es así como, después de unos años convergeremos y nos daremos cuenta que siempre nos pertenecimos, que ese único día bastó para saber que debemos estar juntos y que un día nos encontraríamos.
Él me verá, estará en ese lugar donde nos dejamos años atrás y sonreiré, ¡el tiempo se convirtió en nada!, sus enormes ojos seductores me verán a través de esas gafas de intelectual y yo, con mis rizos despeinados por el viento y mi sonrisa divertida le daré la bienvenida, le diré "Nunca te has ido, estuviste conmigo". Me acercaré temerosa, él lo notará. Nos detendremos frente a frente a unos centímetros de distancia. Dudaré. Él se acercará y me besará la frente. Lo abrazaré. 
Caminaremos por las calles silenciosas comunicándonos con la mirada. Trataremos de entender lo que pasó en esos 15 años de separación. Su mano rozará la mía. Me sonrojaré. Justo como cuando eramos jóvenes.
La vida nos pondrá en lugares diferentes, con personas diversas pero luego de casi dos décadas, la candidez de esa breve aventura provocará que volvamos a encontrarnos. Libres, fugaces, impredecibles...


Y esa es la historia que probablemente no suceda...