Había ido a vacacionar con mi familia a algún pueblito 'fantasma', algo descuidado y poco habitado.
Nos hospedamos en una casa muy rústica y nos asustamos al ver que había pequeños ratones y decidimos regresar a casa porque nos había dejado algo asustadas el hecho de ver tantos ratones juntos.
Regresamos a casa y al abrir el equipaje había ratones adentro, de pronto salieron todos y comenzaron a esparcirse por todos los lugares posibles, yo entré en pánico, tenía a algunos deslizándose sobre mi cuerpo y cabeza, era horrible.
Por suerte, eran las 10:00 a.m. y mi alarma sonó, así que me desperté tocando la cama, viendo mi cuerpo y viendo al piso asegurándome que no hubiera ratones. Gracias a Dios solo fue un mal sueño y me di cuenta que en realidad le temo a los ratones.
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